carta a mi amiga B

soy un ángel caído. verás. he sabido de tu investigación en esto que nos tiene por tema y como por ahora estoy aquí en la tierra, nada, sólo quería decirte gracias y acaso aportarte algo sobre nuestras vidas. me he caído de puro atropellado. iba en una nube y justo en el cruce de dos avenidas importantes que hay allá -una conduce propiamente hasta las oficinas de Jefe Mayor y la otra, la que aquí referirías hacia el norte, esa conduce a las zonas de la sombra y el astío- bueno, te decía iba por allí cuando la nube se vio forzada a frenar de golpe. y zas. ahí me caí. si algo caracteriza a las nubes en hora pico es su familiar relación con los trenes del conurbano bonaerense. o bah, los trenes que ustedes conocen aquí en la tierra. son un verdadero espanto. las nubes, digo, como medio de transporte. seguro ustedes las ven tan diáfanas, pero en realidad ellas te afanan la vida: en cualquier momento te convierten en un ser en suspensión sobre el polvo del universo. oye, y dile al amigo L que son bonitas esas fotos, a pesar de que así parecemos desolados, terrenales. un saludo amiga. y preguntame lo que quieras. yo sabré responderte con un agitar de alas y en absoluto silencio. igual estaré aún unos cuantos días porque -resultado de la caída- me han puesto un yeso blanco, tan blanco como el alma -el ala- de un ángel.