Oh, el curativo balanceo, viejo y humilde, / de alguna canción que sonó para el descanso del alma agotada – Elízabeth Bishop
Teatro
Con líneas para murciélagos
Y telas oscuras en la ventana
Del alma
Un piano sólo de teclas negras
Para la clara armonía del que imagina
Una ciudad melódica en los adoquines
En el reflejo de la lluvia
En el umbral que nunca duerme
Otra música la
misma
Sobre los techos de chapas
De los grandes galpones vacíos
En el crujir de las ramas ancianas
En el pedrerío que el sol se encarga
De volver incandescente
En el polvillo que vuela con un ala menos
Sobre las fotos viejas
Me incluyo en el fraseo no escuchado
En silencio es como baila el cuerpo
Dentro de su propia música
2 comentarios:
Hay poemas redondos como infinitos abstractos y cercanos que inscriben cubos figurativos a pinceladas de color y sombras, existencialismo en estado puro. Así me llegan tus versos. Un cordial saludo y un abrazo Poeta
muchas gracias por tu lectura, Rafael. saludos cordiales.
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