domingo, 7 de septiembre de 2014

Entramos, salimos






El hombre se ha encerrado en sí mismo hasta ver todas las cosas a través de las estrechas rendijas de su caverna –W. Blake




Entramos salimos por la misma puerta
La que se rompe contra el acantilado
La que se abrió en la avenida para que bajes
En el bar desierto
La que contempla con rostro inmutable
Aquellos que se van
La que separa las piernas de la vulgaridad
La que permea el perfume de la cebolla
La que respira como pulmón bajo el mar
La que se moja en la lluvia y mira
Por un único ojo de escarpado vacío
La que sabe vivió en un bosque
Y en el bosque se perdió
La que extraña al viento y lo dice todo el tiempo
La que habla con palabras abiertas y cerradas
La que desprecia a las cerraduras
En sus óxidos y en sus llaves aspira
A permanecer fondeada como cofre
En la profundidad
La que vibró apoyada en los sexos
La que sin ser de mañana aspira al sol
La nocturnamente natural en sus bisagras
Silenciosas
La que se atraviesa con los ojos cerrados
La que de la infancia aprendió
A transgredir el umbral y sus mandatos
La impertérrita pero siempre tierna
La absoluta literaria puerta
Del alfabeto de la percepción









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