No telefoneé a nadie y
nadie me telefoneó – C. Lispector
Hubiera preferido que los
caballos
Saltaran la cerca del
horizonte
Pero entraron a la casa
Se sentaron conmigo en la
soledad
Tan negros como el
teléfono
Tan inspirados por el
silencio
Me desdoblaba en el prado
Para frotarme contra el
viento
Pero estaba en uno de los
lados
De la ventana
Reflejado en uno de los
lados del vidrio
Escondido en uno de los
lados de la cortina
Nada
Ni siquiera retumbar un
nombre
Sin siquiera darme cuenta
Si mis pies eran dos o
eran cuatro
Las esqueléticas patas de
la mesa
No hay comentarios:
Publicar un comentario