Esas paredes simulan ser un horizonte de pie
La sola construcción eterniza la piedra. Mientras
Dormimos debajo de una capa fina
El revoque parece un sueño
Que durante la noche multiplica la pantalla
No es un lugar cualquiera, es el territorio íntimo
En que la carne se entrega
Y aquello que no se ve o no puede ser visto y solo
Es imaginado
Se apila como ladrillo de otro muro
Lo único edificado es una iglesia vacía
El resto se concentra en una plaza
Donde perros discretos apenas mueven sus colas
Sin chistar
La rosa es una floración de algún corazón
Y el resto de las flores y la gramilla, la cabellera
De la fe desmayada
Antes nos adivinábamos en los vidrios de los escaparates
Pero eso es una épica que choca
Contra las persianas de metal que suben y bajan
Como escaleras mecánicas como párpados mecánicos
Que ya no saben dónde mirar
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