Quizá Dios tiene miedo de
nosotros y escape – Natalia Ginzburg
Quizá dios como la primavera
Baja en río de deshielo hasta
el pie de la montaña
Quizá es el modo en que se
refleja el agua que pasa
Igual que el cielo igual de
sumergido y vestido de estrellas
No lo sabemos. Hemos hundido la
cabeza en la superficie
Hasta perder la respiración y
ser auxiliado por peces de enorme
Ternura
Debemos tener paciencia
Quizá dios duerme en la falda
de la mujer amada
Como lo hacen los
enamorados y los olvidados
Del amor
Quizá dios es el niño que
llevamos dentro y calla
Y reza de una manera extraña
cuando vienen tormentas
De furor espiritual, no lo
sabemos
Debemos ejercitarnos en la virtud
Quizá dios es perverso golpea a
la puerta y huye
O se esconde en la esquina para
espiar
Todos hemos visto a dios alguna
vez, pero no lo sabemos
Porque nos cuesta la transparencia
Y dios es resolutivo disfrazado de panadero
De espiguita revoloteada por la abeja
Nadie lo sabe. Nadie es dios en ninguna parte
Aunque se construya una cultura del ego
Tal como hace sombra el rascacielos y su vidrio
polarizado
Somos como dioses erguidos en la multitud
Viajando en subte o colgados como monos en ómnibus grises
Perdidos en medio de un bosque no podemos ser árbol
Quizá dios es el que mueve las ramas
Y con el último pelo de la raíz sorbe de la napa
No lo sabemos. Debajo de la tierra reinan las hormigas
Y gusanos, nuestros descendientes
Quizá dios está tramando sus alas
No podemos saber. Nadie lo sabe
Es posible que dios viaje en moto por rutas entrerrianas
Tanto que le gustan las cuchillas
Incluso que pare a tomar mate bajo un espinillo
Que sea amigo de algunos poetas que se mueren
Por entrar en la inmortalidad
Y que sea amigo solo para explicarles
Las ventajas de la brisa en el rostro y los buenos
Modales de los camioneros que lo cruzaron en la curva
No lo sabemos
Dios es silencioso aunque ande con el caño de escape
libre
Y luego de poner primera
Sea lo más parecido a un meteorito en la verde llanura
Circulante
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